viernes, 16 de enero de 2015

Reflexiones en voz alta: algo muy personal

Potitos, recuperadores sencillos y cómodos de tomar.
Normalmente, cuando salgo a dar pedales, no es habitual en mí complicarme a la hora de plantearme qué como o qué no, por los efectos que me pueda acarrear durante la ruta.

Cuando salgo por las mañanas - creo recordar que ya lo comenté en otra entrada -, mi desayuno habitual, que, al fin y al cabo, es a lo que está acostumbrado mi organismo y lo que funciona no merece la pena cambiarlo.

El tema es distinto cuando la ruta es por la tarde. Si hablamos del verano, con el calor que hace en Alicante, la hora de salida, como muy pronto no es antes de las 17:00 horas, lo que da cierto margen a mi cuerpo para hacer una digestión mínima si la comida no ha sido abundante, cosa que sí suelo tener en cuenta, con lo que asunto resuelto también.

Cuestión distinta es cuando las salidas son en invierno y no queremos rodar de noche (en mi caso, ahora más, puesto que las luches chinas me la han jugado y la batería me ha durado menos que un caramelo a la puerta de un colegio). 

Como le pongo voluntad al asunto, he ido adoptando diversas tácticas bajo el método de "ensayo y error". Quiero aclarar que mis rutas en invierno son máximo a las 15:15 h. para hacer un tiempo mínimo.

El pasado año probé a tomar medio bocadillo en el trabajo, con un par de plátanos, a eso de las 12:30 - 13:00 horas. A las 16:00 horas, ya no podía ni con mi alma, tenía el estómago encogido del hambre y deseando acabar para tomar algo y como no soy habitual de los geles, pues mal apaño éste.

Este año he probado a comer, pero poca cantidad, como un poco de arroz blanco y un poquito de salmón, pero me entra hambre igualmente, aunque en este caso, sí me he llevado algún plátano que me ha hecho sentirme medianamente bien durante rutas de tipo medio y duración en torno a las 3 horas - 3 horas y media.

Como me gusta leer artículos sobre estos temas, recordaba que para después de los entrenamientos, transcurridos unos 30 - 45 minutos el organismo se muestra especialmente receptivo a recibir nutrientes que le permitan acelerar la recuperación tras el esfuerzo realizado. Es lo que llaman "ventana metabólica". Y recomiendan muchos artículos como opción fácil y cómoda el ingerir los potitos de los bebés, pues llevan justo todo lo que el organismo necesita para iniciar su recuperación.

Como mi problema era a la inversa, es decir, qué tomar justo antes de iniciar una ruta, que no me lastrara, no se me ha ocurrido otra cosa que adquirir unos cuantos botes variados de potitos para peques y hacer la prueba. ¿Qué ha pasado? Pues tomé hace un par de días un potito y me quedé como si nada, me tomé otro y pensé: "bueno, algo es algo, pero me tomaría otra cosa" y le metí mano a la caja de cereales y tomé dos puñados generosos que me hicieron sentirme bastante mejor. A los 15 minutos siguientes ya estaba dando pedales, sin sensación de pesadez alguna en mi cuerpo y a las dos horas paré a tomar un plátano que, como medida previsora, había incluído en mi mochila y lo cierto, es que, posiblemente, vuelva a repetir la experiencia de los potitos....eso sí, cambiaré de sabor!

Hasta la próxima!!!



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